viernes, 6 de junio de 2014

"Namiko" de Tokutomi Roka

Título: “Namiko
Autor: Tokuomi Roka
Editorial: Satori
Ciudad Fecha: Gijón 2011
Edición original: 1900?
Traducción: Rumi Sato
Género: Novela          pags. 306
Glosario: Si y útil
Notas: Sí y también bien encajadas y esclarecedoras.
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio:
Calificación personal: 8

Con una bien traída introducción de Carlos Rubio la novela de Tokuomi Roka 1868-1927 nos relata una historia que no por repetida pierde su fuerza aunque al lector pueda cansarle su aspecto más literal. Para empezar se ambienta en los años de la guerra sino-japonesa (1894-95) en ambientes militares aun reponiéndose del cambio brutal del final del feudalismo japonés, no es este el tema pero rezuma en pequeños detalles y menciones, historias dentro de las historias a veces, pero sí que es el escenario determinante de una historia que parece ser real. La protagonista, Namiko, hija de un alto mando militar pero desgraciada a causa de la madrastra, ejem, casa con un oficial de la armada nipona, Takeo, por amor, tras rechazar las pretensiones del primo de éste mal presentadas socialmente y, además personaje indeseable. Al casarse y formar parte de la familia del esposo ha de enfrentarse a una de las suegras más víboras de cuantas he leído. Mujer dominada por el marido que al morir éste ejerce toda su bilis sin medida sobre cuantos están a su alrededor. Más mala que los siete dolores y apoyada por el primer pretendiente rechazado, su sobrino. La sufrida Namiko cae enferma de tuberculosis y entre tía y sobrino, un villano propio del cine mudo directamente,  deshacen el matrimonio devolviéndola a su familia. A partir de aquí poco que no sea predecible. Si esto se escribe en Occidente y en el XIX hubiera dado para una novela por entregas, forma en la que, por cierto se publicó en Japón, de unas seiscientas o setecientas páginas entrando en aquello que se llama folletín. Naturalmente la obra japonesa es mucho más estilizada de lo que hubiera sido el relato de la misma historia en Occidente, despojada de lo no esencial, casi hasta de las anécdotas. No lo digo precisamente como elogio sino como descripción de la limpieza con que se trata el tema central. Naturalmente las referencias a la naturaleza y alguna que otra a poemas chinos son inevitables. Sin embargo, la novela resulta interesante no por un tema demasiado sabido aunque sea un relato denuncia de la condición femenina en la sociedad de su tiempo, contemporáneas historia y novela. Lo que verdaderamente interesa de la obra, vista desde nuestro punto de vista es la reconstrucción de los usos y normas sociales del momento, el juego de redes de relaciones e intereses interaccionando entre sí en un marco exquisito siempre. Personalmente no logró atraparme y siendo de lectura fácil tardé una eternidad precisamente por lo previsible de la historia, pero tomé casi un bloc entero de notas sobre las relaciones.
No menos interesante que el relato es la introducción en la que Carlos Rubio nos da múltiples claves para la visión global del momento, el marco y la fuerza de los viejos principios éticos cargados de neoconfucianismo. En conjunto una obra imprescindible para quien esté interesado en el mundo mental japonés y por determinado periodo histórico.

sábado, 12 de abril de 2014

"Los tiernos lamentos" de Yoko Ogawa

Título: “Los tiernos lamentos”
Autor: Yoko Ogawa
Editorial: Funambulista
Ciudad Fecha:  Madrid 2013
Edición original: 1996
Traducción: Yoshiko Sugiyama y Sergio Torremocha
Género: Novela               pags. 317
Glosario: No
Notas: No
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 15’50
Calificación personal: 8

La repentina huida y consiguiente soledad de una calígrafa maltratada por su esposo a una vieja casa familiar en medio del campo y las relaciones inesperadas que se establecen entre un fabricante artesanal de clavecines, su joven ayudante, su perro y la dueña de un hotel cercano es el argumento, tenue como una telaraña, en el que vemos, por mejor decir “entrevemos” un peculiar proceso de recolocación de este personaje, Ruriko, en un mundo del que se ha ido excluyendo casi deliberadamente. Hay un par de citas que cabría decir que definen en pocas líneas la esencia de la trama:  “Mucho tiempo antes de mi marido me golpeara, yo lo había dejado reducido a pedazos en lo más profundo de mi ser”, que aparece en el primer tercio de la novela y la segunda que nos estalla inesperada, por lo menos para mí, en el último quinto de la historia “Súbitamente, acaba de darme cuenta de que estaba completamente sola. No tenía lugar alguno donde ir”, lo que conociendo la situación real del personaje no está remitiéndose al aspecto puramente material.
La autora se adentra en el personaje profundamente pero quizás  no alcanza a hacérnoslo comprensible a los lectores occidentales que necesitamos repasar mentalmente la obra para ir hilando la continuidad de pequeños cataclismos sin aparente importancia entre los que Ruriko intenta echar raíces sin resultado. No pensemos que estamos ante una obra en que la protagonista en un heroico arranque decide tomar las riendas de su vida y la vemos ascender al control de la misma. En absoluto. En un punto medio entre la más absoluta pasividad y la acción la vemos casi perdida y, si se me permite la opinión personal, buscando desesperadamente reconstruir una vida con los mismos elementos que tenía su vida anterior pero renovados, cambiar las maderas, las cortinas, las lámparas pero no de casa, por poner algún tipo de ejemplo. Las cosas, la vida, discurren prácticamente sin su participación, a pesar suyo en ocasiones.
Como es habitual la sensibilidad de esta autora nos lleva a matices insospechados, a tenues cambios,  a mentes complejas bajo las apariencias de vidas y acciones corrientes en extremo. Los clavecines y su proceso de construcción son casi un pretexto para darnos algo material a qué agarrar esa casi infinita gama de tonos interiores siendo al mismo tiempo un elemento de continuidad junto con la pieza musical “Los tiernos lamentos” un hilo conductor de la trama y sus aparentes nudos. Repito, aparentes, a mi entender los momentos claves de la historia –como por otra parte en casi toda la narrativa contemporánea japonesa- no están donde parece ni mucho menos. Siendo este rasgo quizás uno de los que más dificulten la lectura y comprensión en profundidad de ésta en Occidente. También he de decir que detecto una cierta concesión a elementos occidentales en las historias que vengo leyendo más actuales.  Especialmente en Murakami. Si los hay o no en “Los tiernos lamentos” sería más que discutible pero en cualquier caso está impregnada de esa neblina de poesía y mirada que le ha sido desde siempre propia de la literatura japonesa.
No consideraría esta la mejor novela de la autora, al menos de las que he leído, pero desde luego tampoco una pérdida de tiempo su lectura, todo lo contrario.

miércoles, 12 de marzo de 2014

"Los años de peregrinación del chico sin color", de Haruki Murakami

Título: Los años de peregrinación del chico sin color
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets
Ciudad Fecha: Barcelona 2013
Edición original: 2013
Traducción: Gabriel Alvárez Martínez
Género: Novela pags. 314
Glosario: No
Notas: No
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 19’95
Calificación: 7

He de reconocer que lo que había leído hasta ahora de Murakami no le convertía ni mucho menos en un autor que me interesase. Este texto llegó a mis manos como suelen llegar las sorpresas: mediante un regalo navideño. Para mi alegría es una novela interesante que, deslizándose levemente a menudo, por ciertos vericuetos fantásticos, pocos y que enseguida se reconducen, y manejando hábilmente personajes extraños más misteriosos que los episodios fantásticos nos sumergen en la atmósfera de la mente de un hombre en plena edad adulta (35) que inexplicablemente fue expulsado de su juventud demasiado tempranamente. El título indica que su nombre “el que construye” le colocaba en su adolescencia un tanto fuera de su grupo donde todos tenían nombre de color. Un elemento, evidentemente el enamoramiento maduro y distante, de una mujer real le lleva a intentar cerrar aquella adolescencia violentamente cortada.
La radical soledad del personaje, también su incapacidad para afrontar ciertas cuestiones mucho más directamente hacen que no lleguemos a identificarnos con él, en realidad suele ser rasgo del autor, vemos a sus personajes pero no los sentimos  -obviamente es una opinión subjetiva- quizás por la asimilación que ha hecho la cultura japonesa de los patrones occidentales. Sin embargo, aquí le acompañamos dudando si estamos en una novela negra, un relato fantástico e incluso de la propia cordura del protagonista. Quizás lo que ocurre no sea un derroche de nada pero el pulso con que está narrado y el peligro que sentimos rodea a nuestro hombre, peligro de no ser quien es, de perderse a sí mismo en los vericuetos de su búsqueda, de escurrírsenos entre los dedos, hace que no nos resulte difícil de engancharnos a su lectura.
El desenlace abierto, como casi siempre en la narrativa japonesa nos deja incómodos pero tranquilos, no sabemos qué va a pasar pero sí sabemos lo que pasó y él también. En suma un libro que vale la pena aunque desde luego no sea una obra cumbre. Especial interés tiene si vamos entresacando de sus páginas la vida de la sociedad japonesa, esos retazos que se cuelan en la peripecia personal del protagonista. Una realidad social ajena a la nuestra pero a la que nos vamos pareciendo cada día más.

domingo, 23 de febrero de 2014

"Geishas rivales" de Nagai Kafu

Título: “Geishas rivales
Autor: Nagai Kafu
Editorial: Rara Avis
Ciudad Fecha: Barcelona 2012
Edición original: 1917
Traducción: Akiko Imoto/ Carlos Rubio
Género: Novela   pags. 296
Glosario: No
Notas: Pocas pero útiles e interesantes.
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio:
Calificación personal: 8

Conocedor profundo del mundillo de las cortesanas de Japón y Occidente el autor despliega ante nosotros un fresco amplio, casi coral del universo de las geishas del periodo Meiji (1868-1912) y, sobre todo, Taisho (1912-1926). Cuando digo universo lo digo en toda la extensión  pues no sólo se limita a la aventura o desventura personal de una u otra geisha sino que a través de un cliente que posteriormente se pierde creando un tipo de habitual frecuentador de geishas nos introduce en ese ambientillo en el que las geishas están acompañadas por actores, narradores, intelectuales, vividores, gorrones, dueñas de casas más o menos de buena nota, chicas que confunden prostitución con el arte de la geisha (como por otro lado buena parte de la gente). En suma es un reflejo de una sociedad peculiar que flota entre las corrientes de la historia y del siglo, que de algún modo se siente al borde de iniciar su decadencia pero que aun no ha entrado en esa dinámica. Las referencias a los buenos tiempos pasados, por ejemplo en relación a los relatos orales, son frecuentes y muy especialmente en el personaje que encarna al escritor serio, que se ha formado en el rigor de la tradición y se encuentra sumido en otro modo de entender las artes contaminadas por los primeros pasos del cine, la aceptación de lo peor que les llevaba Occidente y el lógico desgaste de los años en las figuras que admiró y respetó. El autor no se conforma con esbozar el paso de cada personaje con un apunte rápido que lo integre en la historia y cumpla su función sino que le dedica espacio a contarnos prácticamente toda su vida lo que, lejos de hacer la lectura farragosa, nos ofrece un panorama social o sociológico, como queramos llamarlo, de los grupos que rodean el mundo de las geishas.
Estamos, por lo menos yo, acostumbrados a leer textos en los que la geisha y todo ese peculiar universo están idealizados en un sentido o en otro, o una galería de porcelanas decorativas o un lodazal inmundo sin esperanza ni luz. La actitud del autor suele venir condicionada por situaciones políticas, raciales o, últimamente, por visiones feministas. Como es habitual ninguna de las idealizaciones responden ni de cerca ni de lejos a la realidad que fue la de estas mujeres. La pasión que despierta Japón y muy especialmente estos seres mezcla de fantasías masculinas y de la obra de artistas inimaginables nos puede llevar a negar las caras más oscuras y aferrarnos a la delicadeza y demás. Sin embargo, por mucho que nos duela a quienes nos enamoramos de esas criaturas, la realidad ha impuesto demasiado a menudo su crueldad a ese patrón ideal que parece haber presidido el nacimiento de esta profesión. Esta ambigua mezcla la recoge esta novela pero, al vivirlo desde dentro, ni siquiera se plantea. Si tuviera que compararlo con algo lo haría con las obras de Toulouse-Lautrec de la intimidad del burdel donde se alojó algún tiempo. Una mirada desde dentro donde tanto la crueldad que desde hoy y aquí se nos antoja excesiva, como la delicadeza sobrehumana quedan fuera.
Interesante el planteamiento de las relaciones entre los personajes que parecen estar dirigidas por un distanciamiento que se encuentra a menudo en la literatura japonesa contemporánea –incluso en las “escenas necesariamente íntimas” que este autor no evita- pero con un añadido de frialdad económica que se rompe en el desenlace de uno de los personajes, precisamente el más apegado a los valores tradicionales.
En suma: una novela interesante para leer por gusto e imprescindible para conocer un poco más el mundo flotante de las geishas. Para mí ha sido un verdadero placer, aunque sea de los placeres que hay que trabajárselos.

domingo, 9 de febrero de 2014

"Los atajos de Yûko" De Yû Nagashima

Título: “Los atajos de Yûko
Autor: Yû Nagashima
Editorial: Quaterni
Ciudad Fecha: Madrid 2013
Edición original: 2009
Traducción: Isami Romero Oshino
Género: Novela   pags. 220
Glosario: No
Notas: Muy pocas
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 19´50
Calificación personal: 6 bajo.

El autor, personaje que se sitúa en la cresta de la ola de nuestro tiempo, ha sido premiado con el Kenzaburo Oé del 2007 y nos presenta en esta novela una realidad deslavazada de un personaje fuera de los engranajes habituales de la sociedad japonesa rodeado de otros que están más o menos integrados en ella, ciertamente más bien menos. Hasta que extremo es deslavazada la historia nos lo da el hecho de que tanto en la portada del volumen como en algunos comentarios se hable de una serie de cuentos cuando no lo es. Yûko, el personaje que da título a la obra es una jovencita aficionada al mundo de los personajes manga que recorre sus trayectos habituales atravesando por atajos. Ese es el origen del título. El personaje central, el dependiente de una tienda de antigüedades no muy boyante, desocupado casi todo el día y que vive en la parte de arriba en un espacio entre vivienda y almacén, perdido sin duda y los demás que giran en torno a él, están entrando y saliendo del relato hasta ir trabando unas relaciones nebulosas que no admiten calificativos pues, por decirlo de algún modo son y no son.
No voy a negar que puede que sea yo, pero lo cierto es que al final no queda muy clara ni la historia ni la intención. Ni siquiera es un texto cómodo de leer, más bien lo contrario, desde el primer momento hay una serie de sensaciones de incomodidad, casi física, que hacen que ponerse a leerlo exija un cierto esfuerzo. Quizás sea esa la intención, hacernos vivir sin sentido y fuera de los carriles sociales, sin espacio, sin calor, sin objetivos como viven los personajes, muy especialmente el protagonista. Me gustaría poder ir de entendido y de moderno pero lo cierto es que esta obra me ha dejado una sensación que está entre la pérdida de tiempo y el vacío. Repito, quizás sea esa la intención final.
Desde luego si la miramos desde otro punto de vista como sería el de conocer las formas de vida japonesas actuales, crisis incluida, resulta sin duda interesante y enriquecedora pero desde luego sólo a un nivel “antropológico” de ahí que la calificación final, si a alguien importara, entre en el aprobado.